Si esta semana pasada comentábamos el cambio radical que ha experimentado Cali Carter en estos cinco años trabajando en el porno, y hoy tenemos un caso bastante menos radical pero destacable de cualquier forma: la checa Blanche Bradburry, ya veterana este negocio tras seis años sin parar de rodar escenas, ha experimentado también una metamorfosis algo más sutil en un rango de edad similar al de Cali, de los 23 a los 29 años. La exuberante rubia ha ido ganando peso, músculo e implantes de manera lenta pero sostenida, y aunque sigue siendo esbelta y proporcionada lo cierto es que también parece estar encarando la siguiente fase de su trayectoria profesional: la conversión a MILF.
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