Quizá la primera en popularizar un look muy cercano al queer, ese terreno donde los géneros se fusionan y se desintegran, fue Jiz Lee con su pelo corto, su actitud dominante y sus piernas sin depilar. Afortunadamente este perfil empieza a reproducirse y a abrirnos las puertas de un porno más diverso e inclusivo que no tiene por qué interferir en las viejas fórmulas y cánones estéticos de siempre.
Lily Cade es posiblemente la profesional con mayor potencial en este nuevo ámbito, una pelirroja de aires andróginos que no solo es genuinamente lesbiana sino que además le gusta mucho llevar la batuta en sus escenas, como en este polvazo que deja exhausta a Jenna Sativa. Un gusto por la iniciativa y la pasión que se agradece en un género que a veces se confunde con el softcore más aburrido.
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