El sexo que nos alimenta
Yo te comería
Devórame. Cómeme. Chúpame. Lámeme. Muérdeme. Estos sugerentes imperativos no me los lanza un macho atlético lujurioso e implorante, tal y como sería mi deseo, no. Tengo un suculento…
Yo te comería
Devórame. Cómeme. Chúpame. Lámeme. Muérdeme. Estos sugerentes imperativos no me los lanza un macho atlético lujurioso e implorante, tal y como sería mi deseo, no. Tengo un suculento…
Conoces al hombre (o mujer) de tus sueños en el trabajo. O gracias a algún compañero de trabajo. ¿Os suena? O en una reunión o evento de la clase que sea…