Aquí cuando hacemos valoraciones estéticas siempre tenemos detractores porque obviamente la belleza está (o deja de estarlo) en los ojos del que mira, pero podemos estar de acuerdo en que Ashley Adams no es precisamente la starlet más guapa del porno actual americano. No obstante, lo compensa en sus escenas con un cuerpazo natural de primera y una implicación en su trabajo que nadie le puede reprochar, especialmente cuando surge la química con compañeros como James Deen en este polvo para Reality Junkies. Se entienden de maravilla.

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