Amor en época de COVID-19

La pandemia del coronavirus ha reventado la economía mundial como no pudo la anterior crisis económica, pero a diferencia de la sufrida en 2008 la que nos ha tocado vivir este año viene con alguna otra sorpresa más allá de casos como el de Netflix o el de otras empresas que no han padecido las consecuencias económicas como el resto. No solo las plataformas de streaming están de suerte, también la industria de las muñecas sexuales (hinchables en prostíbulos, vaginas en lata en sexshops online, etc…) ha hecho saltar la banca.

Según un artículo de Vice, desde que se aplicaron las medidas de confinamiento, varios fabricantes y distribuidores aseguran haber doblado sus ventas. Uno de los empresarios de estas adorables señoritas de goma asegura que «se venden como churros. Creemos los solteros o las personas que viven solas quieren tener un contacto similar al humano. A pesar del escepticismo, hemos descubierto al hablar con nuestros propios clientes que nuestras muñecas en realidad proporcionan comodidad emocional así como expresión sexual». Acompaño la noticia con un par de vídeos, uno con una de las conocidas Real Doll en acción y otro con una muñeca de carne y hueso, o en otras palabras, una mujeraza en el papel de una muñeca hinchable. En época de pandemia al contacto con plástico lo llaman amor. O como dice el refranero popular: a falta de pan buenas son tortas.

Muñeca Real Doll en acción

Como una Real Doll

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