Un dicho popular afirma que «quien bien te quiere te hará llorar». Pues aquí podríamos aplicar otro similar, pero de cosecha propia: «quien bien te jode te hará gritar (de dolor)». Porque dolor es lo que experimenta la menudita Ami Anderson en su coño a merced de las embestidas de Dredd, el actor poseedor de una entrepierna de dimensiones bíblicas que nada tiene que envidiar a otras monstruosas y que en ocasiones atiende al pseudónimo de Darkzilla.
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