La constancia con que la diosa checa Little Caprice se ha mantenido en la industria del porno es algo muy poco habitual en el circuito europeo. Su mayor baza reside en la colosal popularidad que cosechó en sus inicios, y en su capacidad para sacarle provecho incluso desde fuera de los sets de rodjae y las productoras: allá donde ha ido Caprice, sea proyecto propio o ajeno, sus fans la han seguido.
El tenderete al que dedica su tiempo ahora se llama Little Caprice Dreams y viene a ser una filmografía rodada con su novio sin demasiado misterio. Quizá la única cosa que no le habíamos visto hacer aún es rodar porno amateur, algo que empezó a hacer este verano y que llegó a su punto álgido de espontánea naturalidad el día en que decidió echarle un polvo rápido a su novio en los baños de un cine y grabarlo con el móvil.
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