Nuestra irresistible madrileña Amarna Miller y la voluptuosa londinense Samantha Bentley contemplan en silencio su televisor hasta que un rápido intercambio de miradas cómplices genera una decisión radical, consensuada y tácita: sin decir ni una sola palabra, apagan la tele, desconectan el teléfono y bloquean las tables o cualquier elemento capaz de comunicarse con el exterior. Es la extrapolación que la filial de Met-Art, la productora Sexart, hace del polvo aislado, del follar porque se ha ido la electricidad. El comerse la una la otra como si no hubiera, casi literalmente, nadie más en el mundo.
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