Mientras analizaba el inicio de la escena pensé en comparar a esta rusita llamada Amanda con aquella monada risueña del otro día, Cute Sunny, no solo por ciertas similitudes en su apariencia sino porque ambas parece compartir una irrefrenable costumbre de sonreír y mostrarse felices. Pero lo de Amanda va más allá: si el principio está lleno de simpatía y buenas vibraciones, en cuanto empieza la acción la joven parece tejer un vínculo brutal, casi instintivo, con el objetivo de la cámara. No la pierde de vista, y la intensidad de sus gestos parece más provocada por saber que la estamos observando que por el rabo de que se hospeda en su interior.
Actualización: Nos han borrado el vídeo, así que os dejo otra estupenda escena con Amanda. Y un extra: esta tiene sexo anal.
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