Retrocedamos unos años, pero tampoco demasiados. Otoño de 2011, una mujer de elasticidad anal fuera de todos los limites de lo comprensible cruza el charco y viaja desde su Rusia natal hasta la soleada Miami para subirse un poco el caché rodando algunas escenas para productoras famosas. Allí se encuentra con el somelier de culos por excelencia a aquel lado del Atlántico, un Mike Adriano que pasa por su fase más académica, con guantes de goma y espéculo, y que en su encuentro con la belleza eslava Alysa Gap casi se ve superado por un ojete capaz de todo.
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