Es lo mejor del porno: esas situaciones de ficción que en ningún momento transcurren por caminos lógicos o mínimamente plausibles. Ayer me topé en Teen Mega World con una escena de hace varias semanas que primero me llamó la atención por su título, Threesome orgasm for a dick sucker (algo así como «Trío orgásmico para un chupapollas», y acabé de entenderlo todo cuando vi el vídeo: la introducción presenta a un pobre muchacho que, en pleno ejercicio masturbatorio, intenta esa maniobra de conocido riesgo vertebral que se chuparse su propia polla. Lejos de huir escandalizadas ante tan extraño comportamiento (lo más entendible, vaya), las dos jovenzuelas que lo espían —Adel Bye y Herda Wisk, ambas rusas— deciden hacerle la vida más fácil y, desde luego, mucho más digna.
Adel Bye y Herda Wisky: La recompensa del chupapollas
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