Sigue torturándonos este animal caribeño diseñado para el sexo. Nos tortura con esa mirada de devoradora de hombres, con ese movimiento de caderas que sería capaz de demoler un edificio y nos tortura mucho más con otra escena como su último trío: dos pollas a plena disposición de Abella Anderson que ella rechaza enchufarse a la vez. Está por ver el día en que la cubana se coloque en medio de dos machos para ser doblemente penetrada, pero la cosa parece que cada vez anda más cerca. Hoy sus dos caballos de carreras, seguramente por no ser conocidos, se ven obligados a enfundarse la herramienta, pero hay recompensa: un poco de sexo anal.
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