En estos días la prensa a nivel internacional se ha hecho eco de los resultados de un estudio que viene a confirmar algo que ya muchos sospechaban: a las mujeres les gustan las pollas grandes. De este modo el conocido dicho “burro grande ande o no ande” es confirmado desde ámbitos académicos.
Un nuevo estudio concluye que las mujeres prefieren a los hombres con un gran falo, lo que incluso pudo influir en la evolución humana La cuestión del tamaño del pene ha sido objeto de debate y un componente de la fantasía masculina desde la noche de los tiempos, pero aquellos que pretendan salvar su orgullo y el interior de su bragueta ninguneando la importancia de una buena talla van a recibir una mala noticia. Una nueva investigación realizada por biólogos australianos confirma que, en efecto, las mujeres se sienten atraídas por hombres cuyo órgano sexual es grande.
Claro que eso no lo es todo. Estudios previos ya habían demostrado que ellas prefieren a los hombres más altos, con hombros anchos y caderas estrechas. Los investigadores de la Universidad Nacional de Australia lo corroboran, pero además añaden el «detalle» del falo. Precisamente, un pene grande resulta aún más atractivo si el varón es alto, quizás porque su altura puede hacer que un miembro de talla pequeña se vea aún más diminuto. Eso sí, si el hombre es bajo y tiene un cuerpo poco agraciado, de poco le sirve estar muy bien dotado. «Si usted tiene un pequeño cuerpo con forma de pera, un pene grande no va a aumentar su atractivo sexual», apunta Brian Mautz, coautor del estudio, publicado en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de
EE.UU. (PNAS).
«Los biólogos creen que antes de que los seres humanos modernos, el Homo sapiens, lleváramos ropa, las mujeres utilizaron el tamaño del pene como un factor en la elección del mejor compañero posible para la reproducción, pero pocos datos se han añadido para apoyar esta hipótesis», afirma Michael Jennions, también autor de la investigación. Para comprobar si hoy en día ocurriría lo mismo, los investigadores mostraron a 105 mujeres jóvenes cincuenta imágenes digitales de siluetas varoniles con diferentes tamaños y anatomías, incluso con el pene en reposo. No había duda, las participantes preferían un gran pene que las impresionara.
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