El pasado lunes Cuatro emitió “21 días haciendo porno”, reportaje en el que la incógnita era ver hasta dónde iba a ser capaz de llegar la periodista Samanta Villar. No he visto el programa aún y no puedo juzgar si la audiencia ha quedado saciada de su instinto más morboso, por eso me he ido hasta la crítica que han escrito desde El Descodificador para saber si la protagonista se había atrevido con un consolador o directamente con una experimentada polla y de paso publicar íntegramente el documento que un alma caritativa ha subido a megaporn. Según deduzco de la crítica, este experimento de periodismo pornográfico ha sido un fiasco de grandes dimensiones:
Era un reclamo para incautos salidillos. Samanta ni hace felaciones, ni es penetrada analmente, ni siquiera gime y se queda en pelotas. Al menos en pantalla. Es más, va de monjita: “me está empezando a dar asco el oler a condón y a sexo”, dice. Lo suyo se queda en acompañar a unas actrices porno, pasar la mano por un consolador, ponerse un par de vestidos ajustados, cortar dos hilos de un tanga, ir al Rastro con un freak llamado Torbe, rodar cuatro planos y abrir la boca para decir “¡qué bestia es!”, “¡vaya tamaño!”, “qué duro ¿no?”…
Destacaría dos detalles de esta pantomima: el exceso de protagonismo de Samanta, como es habitual. Y su soberana estupidez. Porque solo a alguien muy, pero que muy merluzo se le ocurre recoger un condón usado del suelo con la mano. Samanta lo hizo. Menuda periodista “encubierta”…sólo le faltó chuparse los dedos.
Lo sentimos, este video ha sido eliminado
Comentarios