Se acerca el mes de octubre y con él, como cada año, el Salón Erótico de Barcelona. En la última década ha cambiado de nombre y de lugar varias veces, pero la industria del porno estaba mucho antes de que se la considerase como tal y seguirá ahí cuando las cosas vayan peor, de una u otra forma. La voluntat d’un poble, que decía aquel.
Este año además sus organizadores han tirado de trascendentalismo y filantropía para promocionar su festival, con un manifiesto en el que Nacho Vidal hace un llamamiento al follar, a sellar la paz a pollazos, reconciliarnos con cunilingus y disfrutar, en fin, de ese regalo que nos ha dado la vida y que se llama sexo. O como cantaban Flight of the Conchords: Redheads not warheads, Blondes not bombs.
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