En un principio pensé que este vídeo donde la ex-actriz porno Bree Olson aparece llorando trataría sobre el ya muy sobado tema de los abusos en la industria y de cómo algunos casos son utilizados por los abolicionistas para tratar de prohibir todo un sector perfectamente regulado y legal. Pero la cosa no va por ahí, más bien todo lo contrario: Bree habla de cómo desde que dejó el porno y empezó su transición hacia otra profesión solo ha encontrado obstáculos y problemas, de cómo sufre marginación laboral, acoso social y ciberacoso, y de cómo la sociedad la repudia por haberse dedicado al porno durante unos años.
Lo más llamativo es como la mayoría de comentarios hablan de «consecuencias» de elegir ese trabajo, como si la discriminación y los juicios morales cayesen del cielo de forma natural, como si no fuésemos nosotros —todos nosotros— quienes hundimos activamente la vida de los demás porque han hecho algo que nos parece sucio o indigno o inmoral. La lapidación figurada como mayor vestigio del manual del buen judeocristiano.
Como si fuese tan difícil tener un poco de respeto.
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